Muchos elogios ha recibido ya por parte la crítica y el público, así que por ello me decidí a ver True Detective.
Cuando estábamos huérfanos y sin destino, por culpa de Breaking Bad, y tras una sequía de series que te atraparan de verdad, apareció la luz.
Un macabro asesinato pone patas arriba un pueblo de EEUU, y Rust y Marty deciden investigar. Pero no importa el crimen, todo es una excusa para hablar de personajes. Y es que esta serie tiene de bueno lo que sus dos protagonistas nos ofrecen. Magistrales actuaciones para dos hombres distintos pero parecidos, que muestran en una hora numerosos detalles de su personalidad al tiempo que esconden una serie de misterios mucho más interesantes que la resolución de un crimen. El guión es enrevesado, pero a la vez sereno, inteligente y realista, con los enormes monólogos filosóficos del gran Rust esparcidos a lo largo de 8 capítulos y situados en los momentos más adecuados, estudiados con una precisión milimétrica.
Matthew McConaughey y Woody Harrelson están soberbios; son tan buenos que sabes que los vas a echar de menos (cada temporada, la pareja de detectives será una completamente nueva). Espero con ganas la próxima temporada y con temor también, porque va a ser muy difícil mantener el nivel. Eso sí, medio Hollywood perderá el culo para ser la nueva pareja de detectives de la segunda temporada.
Resumiendo, véanla y disfruten.
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