martes, 27 de julio de 2010

Silencios

Sentí calor en mi cuello. El tacto de su mano siempre me resulta agradable, aunque eso él no lo sabe. En esa posición, con su mano en forma de garra rodeando mi nuca me costaba mirarle a los ojos. Y así, una vez más, no pude responder recíprocamente al cariño que me daba. Mientras le observaba marcharse un profundo pesar se gestaba en mi pecho. Qué es de aquello que es, que existe pero nunca se muestra, nunca se dice, nunca se manifiesta... Me gustaría pensar que las miradas esquivas, los abrazos que responden tímidamente, los silencios que se resisten a explicar lo inexplicable, hablan más que las palabras que no pueden decirse. Llantos, deseos, frustraciones, años. Y continúo esperando, mostrando lo que parece ser, ocultando lo que en realidad es, dejando que el tiempo siga su curso, intentando dejar de albergar esto que siento... aunque eso él no lo sabe.

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