
Increíble, magistral, enternecedora, así podría calificar la interpretación de Sean Penn en el papel de Sam Dawson, un camarero de Starbucks con retraso mental que se ve obligado a criar a su hija solo y con la ayuda de su vecina. La vida le sonríe por el momento, hasta que el Departamento de menores decide quitarle a su hija por no poder criarla y darla una educación en condiciones. Sam tendrá que luchar por recuperar a su hija, con la ayuda de su abogada, interpretada por una prescindible Michelle Pfeiffer.
Sean Penn, mejor que nunca: su inmejorable actuación hace que nos sensibilicemos al máximo con su personaje. Hay pocas niñas que consigan establecer tal conexión al otro lado de la pantalla y eso Dakota Fanning lo consigue sin duda. Básicamente es un perdurable drama de posibles situaciones reales en el que se puede llegar a derramar más de una lágrima con el argumento.
El argumento es simple, pero a su vez tan emotivo y a mi parecer una obra maestra que roza la sensibilidad en todo momento.
Sin duda dentro de las películas de drama se podría poner como una de las mejores, porque intenta sacar la persona sensible que cada uno tiene en su interior y que sin duda Sean Penn es el que da el toque definitivo a la película y que la hace tan conmovedora.
Definitivamente el amor hacia un hijo no tiene barreras ni limites, simplemente sensacional, he llorado como la niña que soy, la puedo ver infinidad de veces y las mismas veces, las lágrimas a flor de piel. Muy tierna, mostrando como el amor y la comprensión son las bases para cualquier relación humana y que el nivel de inteligencia no suma ni resta a la hora de amar. Muestra muy bien como muchos retrasados libran cada día una batalla para que sean tratados como iguales, “normales”.
La unica pelicula con la que he llorado...
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